Palillo en boca, pero estómago vacío
Por Leonardo Cabrera Díaz
Habría que tener un excelente coeficiente de inteligencia, mas un inquebrantable y excelso raciocinio para que a la luz de lo que acontece en nuestro país, podamos dar una definición que satisfaga las inquietudes del momento, y las que se derivaran del armadijo político en que está entrampada la sociedad dominicana.
Todo pareciera estar bien, puesto que los que no aplauden, guardan un extraño silencio.
Quienes han mostrado su desacuerdo sucumben impotentes. Sus fuerzas son exiguas ante el estado de cosas y el poder que se imponen.
Un Poder que mediáticamente quiere dejar por sentado que debemos tener el palillo en la boca, amén, de que no se haya probado ningún bocado, y que el estómago esté vacío, esa y no otra es la vuelta.
De un lado, el presidente Luis Abinader, en plena faena reeleccionista, que al decir de las encuestas, va viento en popa y a toda vela, pronosticando que ganará en primera vuelta.
Mientras su Partido Revolucionario Moderno, PRM, actuando como un imán, atrayendo para sí, a los dirigentes metálicos de la oposición, algunos honorables o que se precian de serlos y, otros, quizás, con “perfiles políticos sospechosos” por su facilidad de cambiar de vestimentas, de poses y apología partidarias.
En tanto, en la acera de enfrente, dicen estar juntos pero no “reburujaos,” en un abrazo Alianza raro y complejo de divergencias encontradas pero con puntos convergentes y algunos cabos sueltos que no hubo formas de atar.
Cada cual va con sus tropas para la batalla de febrero 18, quien tenga menos bajas o soldados caídos, recibirá el apoyo de los demás generales y comandantes para la contienda electoral de mayo 19, 2024.
Es cuestión de esperar, la suerte está echada y el que tenga más salivas, comerá más hojaldras.
Los demás, quizás, tendrán que escuchar las mismas palabras que la sultana Aixa, dijo a su hijo, Boabdil el Chico, último rey de Granada, al entregar las llaves a los Reyes Católicos: “hoy lloras como mujer lo que no supiste defender como hombre».
Con Dios, siempre