Por Leonardo Cabrera
Las respuestas de los si.
Se acerca el momento, la hora cero del día esperado cuando se abrirán los sobres lacrados contentivos de la verdad.
La verdad sin andamiaje ni tapujos, grite el que grite y duela a quien le duela la verdad “monda y lironda.”
Ese día, 18 de febrero, se va a saber si las estrategias, las triquiñuelas y las artimañas políticas ejecutadas, funcionaron bien.
Si los asesores y jefes políticos fueron certeros o erraron el tiro.
Si se cumplieron los vaticinios de las encuestas y de los vocingleros políticos.
Si los discursos fueron convincentes y si los silencios fueron entendidos.
Si los abrazos fueron sinceros.
Si los deseos de éxitos, salieron del corazón, o solo fueron de la boca hacia afuera.
Si las inversiones monetarias, los sacrificios y los esfuerzos humanos se corresponden con los resultados, si valieron la pena.
Si fueron inteligentes o metieron la pata, los que se mudaron de partido, por prebendas, por cargos, por piques o simplemente, por ingratos y malagradecidos.
Ese día también, habrá de saberse, si salió caro o no, la maldad o la bellaquería de los que atrajeron miembros de otros partidos y los postularon en lugar de los dirigentes de sus partidos.
Sabremos por igual, si las alianzas partidarias opositoras, así como las oficialistas fueron bien concebidas, si no hubo fallos de cálculos de sus columnas y sus estructuras.
Si se reflejarán en las urnas los sudores políticos truncados por órdenes superiores, caprichos o antojos de las altas instancias partidarias.
Si habrá alguien que cuente los votos que no aparezcan en la suma total, aunque hayan estado en las filas, aunque hayan ido a votar.
En fin, el 18 de febrero, tendremos las respuestas de los si, que despejarán todas las dudas.
Con Dios siempre