Por Leonardo Cabrera
El aguaje; la mitad del pleito
Dicen que la mitad del pleito es el aguaje, y hasta en el aguaje, la oposición anda lenta, con los pies cansados y como que le falta aliento.
Si finalmente en mayo, sucede lo que hoy predicen las encuestas, no habrá espacio para las dudas, ni excusas, ni los pataleos.
Han faltado las arengas, los gritos de “adelante compañeros, ni un paso atrás.”
Esas frases motivadoras que invitan a levantarse temprano para votar en favor de la causa, para alcanzar el poder.
Faltan los gestos y ademanes de triunfos, de victorias. Los rostros de sonrisas alegres
Los votos están ahí, pero hay que conquistarlos, convencerlos.
Con palabras precisas, con discursos adecuados, convincentes y acordes, en la misma dirección del sentir de la gente.
No han sabido jugar a la política, entrelazar y unir voluntades contra el objetivo común.
Ondear juntas las banderas, sintonizar, hacer confluencia, descender del olimpo.
Los votos están ahí, marcando el paso, esperando la orden de salida, pero están oyendo varios silbatos; están confundidos
La abstención, habló, dijo algo, “mis votos están aquí, si no los buscan bien, se vuelven a quedar en mayo, como pasó en febrero.
No hay bulla, no se siente el ajetreo, el estropicio, el tropel de los caballos no levanta polvareda.
Faltan voceros, comunicación efectiva y afectiva, el golpe en la mesa, la cabeza fría, pensante. El abrazo.
Olvida la oposición que, el poder es para usarlo, y que el poder de turno, tiene un candidato en reelección que, ha demostrado que de eso sabe bien
Un buen candidato con el poder en las manos, no se subestima, más aún, con las ganas de ganar que tienen los inquilinos del poder.
La oposición, debe y tiene que espabilarse y trabajar tanto en el aguaje como en la efectividad de su campaña, para evitar que mayo sea una réplica de febrero.
Para que después no estén tirando “la pancá del ahogao” diciendo que compraron los votos.
Con Dios siempre, a sus pies