Los dominicanos celebramos el 212 aniversario del natalicio del patricio Juan Pablo Duarte, manifiesta el vocero de la Arquidiócesis de Salud y la Conferencia de los Obispos dominicanos, el que aseguró que “La fecha es propicia para hacer una parada en el camino y revi sar cuán cerca estamos de su obra marcada por la entrega desinteresada en bien de la Patria”.
Los que viven de la política tan poco creen en lo que nos dice la Doctrinal Social de la Iglesia cuando expresa: “La comunidad política tiende al bien común cuando actúa a favor de la crea- ción de un ambiente humano en el que se ofrezca a los ciu
dadanos la posibilidad del ejerci- cio real de los derechos huma- nos y del cumplimiento pleno de los respectivos deberes”.
Al mirar la actuación de una parte de la clase política nos damos cuenta del alto grado de ingratitud que muestran hacia el forjador de nuestra nacionalidad, porque con sus labios alaban su proceder, y hasta flores le llevan a su tumba, proclaman loas a su nombre, pero sus ejecutorias
Al pensar en Duarte también debemos tener presente a nues- tros jóvenes a quienes llamó: “Dulce esperanza de la Patria mía”, y que hoy, muchos de ellos, transitan por la vida sin rumbo, viendo pasar sus días sin una ilusión y atrapados en una red de vicios que los vuelve ancianos, cuando apenas llegan a los 20 años de vida.
No lo olvidemos
Es que ya no encuentran sentido a su existencia, y por eso la destruyen a cada instante.
Recordemos que el mejor regalo a Duarte en su día y siempre, es hacer realidad sus nobles id