En la región de Puerto Príncipe, una de cada tres personas se encuentra desplazada debido a las pandillas.
Con la toma de nuevos territorios por parte de las bandas, no solo aumenta la cantidad de desplazados, sino que se forman nuevos campamentos y se abandonan zonas, lo que empuja a las personas a trasladarse a provincias que no están preparadas para recibir esta oleada.

En los campos de refugiados que proliferan por todas partes, en iglesias, escuelas, terrenos baldíos e instituciones públicas, la gente vive en condiciones inhumanas, lejos de los servicios sociales básicos como el agua, la salud y la electricidad. La basura y las aguas residuales estancadas enferman en algunos campos a gente que no tiene a dónde ir.
En el corazón de la capital, así como en carreteras nacionales, las bandas armadas imponen pagos al transporte público, lo que triplica o cuadriplica el precio del pasaje y obliga a los comerciantes a aumentar el precio de los productos de primera necesidad.
Las bandas armadas dejan pocas opciones en Haití
En los últimos tiempos se ha producido una avalancha de población e instituciones hacia Pétion-ville y Haut Delmas, abandonando el centro de la capital, totalmente bajo el control de las bandas. Esto ha incrementado exageradamente el precio de alquiler de las casas en estas zonas, hasta ahora exentas de la violencia armada.
Instituciones públicas y privadas están abandonando el centro de la ciudad. Algunas se han trasladado a las zonas altas, mientras que otras simplemente han cerrado sus puertas, lo que ha provocado el desempleo de cientos de personas en una economía moribunda desde hace años