Por Ramón Antonio Veras (Negro)

Mercado politiquero electoral dominicano.

1.- Antes de desarrollarse el capitalismo, los comerciantes de diferentes Estados feudales hacían esfuerzos para regular el comercio exterior, acelerar las exportaciones de mercancías y favorecer el dinero, expresado, para esa época,  en oro. Este se conoció como período  del mercantilismo.

2.- El concepto mercantilizar, relativo a todo lo que tiene que ver con el comercio que se ejecuta en sitios públicos, en los mercados, que son los espacios adecuados para negociar cualquier mercancía.

3.- Me ha llegado a la mente la idea de mercado, asociarla con electoral y de ahí sacar la combinación, el acoplamiento de que nuestro país está convertido, por el momento, en un centro especial de venta y compra.

4.- Real y efectivamente, el territorio nacional dominicano, principalmente donde están ubicados los grandes centros urbanos, ahora lo han hecho mercado adecuado para negocio de votos.

5.- La abundancia de personas necesitadas de adquirir algo con que comprar  alimentos  para mitigar el hambre, tienen en su derecho al sufragio un medio para obtener un dinerito. Todo está a pedir de boca.

6.- Ambiente de pobreza, un espacio electoral corrompido y candidatos con recursos económicos adquiridos quién sabe cómo, es una mezcla que se ajusta perfectamente. Es un conjunto armónico, un montaje bien dispuesto.

7.- Llama la atención los muchos votantes que, haciendo de mercancía de elecciones, salen a la luz pública dando demostración de adhesión improvisada a candidatos que no conocían por su nombre, ni mediante el rostro.

8.- El deterioro ético y moral en que se encuentra la sociedad dominicana, se evidencia en cualquier actividad, y la de los procesos electorales no es la excepción.

9.- El escenario en el cual las ciudadanas y los ciudadanos dominicanos están llamados a legitimar las instituciones del Estado, es lo que más se parece a una casa de trata o prostíbulo.

10.- La semana que transcurre luce, en algunos lugares del país, como plaza ideal  de subasta o feria. Cada quien hace su operación atendiendo a sus necesidades de dinero o de votos.

11.- Un cuadro feo, de una comunidad humana hundida en la pobreza, es nuestro país en este tiempo de campaña electoral, cuando sale a flote todo lo negativo que trae consigo un ordenamiento económico y social inútil, nada provechoso en lo absoluto.

12.- Lo único bueno que traen los amañados procesos politiqueros  electorales dominicanos, es que permiten que el pueblo comprenda que bajo este régimen económico y social nunca alcanzará la felicidad.

13.- En lugar del electorado dominicano estar preparado para una actividad ciudadana, cívica e institucional, los negociantes de la política lo que hacen es convertirlo en un sujeto mercancía, en algo que se compra y se vende.

14.- Llegando a su final el negocio electoral en nuestro  país, al posible votante no le hablan de programa de gobierno; acabar con la desigualdad; adecentar la vida pública; eliminar las causas que hacen posible la violencia en los barrios populares, en fin, nada se le dice a las masas de que al votar cambiarán su vida material y espiritual.

15.- En los procesos electorales, al pueblo dominicano  los grupos dominantes lo subestiman, porque en lugar de hacer de estas actividades un ejercicio cívico y ciudadano para expresar sana voluntad política, los utilizan  para negociar con la pobreza, la carencia y con el hambre a cambio de voto.