Por Ramón Antonio Veras (Negro)

Cuándo  la reelección presidencial indefinida

La distinguida y muy acuciosa periodista Llennis Jiménez, el día jueves 13 del mes de junio en curso, 2024, nos hizo una entrevista, la cual publicó el 14 del mismo mes y año, en el periódico Hoy, con relación a la opinión que tenemos sobre la reelección. Aprovechamos ahora para publicar, íntegramente, un artículo que escribimos para  el periódico El Nacional de Ahora, el 4 de octubre de 1985, en el cual abordamos el tema relacionado con la reelección presidencial, en esa época haciendo referencia a quien desempeñaba la función de presidente de la república, el doctor Salvador Jorge Blanco. He aquí el citado escrito:

La reelección y Salvador

1.- En una charla que dictamos en una central sindical en la ciudad de Santiago de los Caballeros, uno de los asistentes nos formuló una pregunta doble: ¿Doctor Veras, usted es partidario de la reelección presidencial, y en el caso particular de nuestro país, cree que Salvador se lance a buscar nuevamente la presidencia en el año 1986?

2.- En cuanto a la primera pregunta –de si somos partidarios de la reelección presidencial- le dijimos a la persona que nos la formuló, que por convicción política e ideológica no somos contrarios a la reelección, que todo depende de quién quiera reelegirse y el sistema social bajo el cual haga la reelección. En nuestro país, -le explicamos- poco importa quién se reelija, pues el sistema social sigue siendo el mismo; no cambia la base económica de la sociedad, las relaciones de producción siguen siendo las mismas, el latifundio sigue igual, lo mismo que el control de los monopolios norteamericanos sobre el país seguirá intacto, sin importar el nombre de la persona que se reelija.

3.- Lo que queremos decir, en pocas palabras, es que aquí se reelige en cada proceso electoral presidencial, el mismo sistema social; solo cambia, a veces cada cuatro años, la persona que desempeña la función del Poder Ejecutivo. Le explicamos, además, a quien nos hizo las preguntas,  que si en nuestro país, aun bajo la democracia representativa, llega a la presidencia una persona que ponga en ejecución un programa profundo de transformaciones sociales, seríamos partidarios de su reelección, sin importar el partido a que pertenezca.

4.- Así, por ejemplo, si viviéramos hoy en Cuba, fuéramos defensores abiertos de la reelección del comandante Fidel Castro, porque este desde el poder ha dirigido su país por el camino de los cambios, de las transformaciones sociales, ha defendido la soberanía de su país y lo ha sacado, con el apoyo de todos los cubanos decentes y honestos, del atraso en que se encontraba antes de 1959.

5.- Por esta razón, no criticamos el hecho de que el comandante Fidel Castro, tenga veintiséis años en el poder; esperamos que la naturaleza le dé larga vida para que siga, con el apoyo de su pueblo, sacando a Cuba del subdesarrollo en que la metieron los politiqueros ladrones y sinvergüenzas.

6.- En otro orden, y con respecto a la segunda pregunta que nos hizo el joven asistente a la charla, en el sentido de si creíamos que Salvador se lance a buscar la presidencia en 1986, le respondimos que personalmente tenemos el criterio de que Salvador no va a buscar nuevamente la presidencia el próximo año, y para exponer tal criterio partimos de lo siguiente: 

7.- Aunque la Constitución política vigente no le prohíbe a Salvador buscar la presidencia en 1986, creemos que él tiene que comprender que no ha hecho el gobierno que pensó cuando llegó en 1982. Las medidas que Salvador ha tomado, en el orden político y económico, no favorecen una nueva postulación suya. Por razones de orden coyuntural, o por lo que sea, la actual administración gubernamental no ha resultado como el pueblo esperaba; existe un gran descontento en el seno de nuestro pueblo, principalmente en los hombres y mujeres que viven de la venta de su fuerza de trabajo, incluyendo sectores de clase media.

8.- Hay que ligarse con las masas para comprender sus disgustos por las medidas económicas tomadas por el actual gobierno. Así, por ejemplo, el día lunes 23 de septiembre, publicamos en esta misma columna un artículo en el cual hacíamos una relación de la impresión que habíamos recibido en Santiago, La Romana y la ciudad capital con respecto a la opinión del pueblo adversa al gobierno presidido por Salvador. En el mismo periódico El Nacional de ¡Ahora!, pero en la página número 10, se publicó una carta del señor Manuel Rolando Contín Cuesta, en la que este expresa el abucheo que hizo el público presente en el Estadio Olímpico de la ciudad capital, cuando el animador Milton Peláez hizo referencia a “la más alta autoridad del país”. Es decir, a Salvador.

9.- Es posible que este hecho carezca de relevancia, pero unido a los comentarios diarios que escuchamos en los clubes culturales, sindicatos, organizaciones de profesiones y otros lugares públicos, tenemos la impresión de que no resultaría muy feliz para Salvador lanzarse a buscar la reelección. A él le ha correspondido gobernar el país en una época de crisis, en una etapa sumamente difícil, y para él, como para cualquier otro gobernante en los límites de la democracia representativa, hoy todo se limita a determinar cómo administrar la crisis del sistema. 

10.- Salvador no es culpable de la crisis, porque como dijo el comandante Fidel Castro, refiriéndose a las dificultades que atraviesa en estos momentos América Latina: “Es absolutamente imposible culpar a Sanguinetti; imposible culpar a Tancredo Neves; imposible culpar a dirigentes que surjan de las próximas elecciones de Perú; imposible culpar a Belisario Betancur, o a Febres Cordero, o a Siles Suazo de esos problemas heredados…”

11.- Personalmente, creemos que Salvador pudo haber manejado mejor la crisis económica del país. Las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, y la aplicación de las fórmulas sugeridas por ese organismo internacional, no han generado popularidad para Salvador. Desde el punto de vista político, el Salvador que está hoy en el Palacio Nacional, no es el mismo que ganó las elecciones en el año 1982, cuando arrastró la simpatía de la generalidad de los hombres y mujeres sensibles del país.

12.- De lanzarse nuevamente a buscar la presidencia, es muy posible que el pueblo le niegue el voto que le dio ayer, y esto no puede ser ignorado por Salvador, ni por sus más cercanos colaboradores, muchos de los cuales han contribuido a restarle simpatía política o, por lo menos, han constituido un ingrediente más para ampliar la impopularidad de su gobierno.[i]