Por Fernando Capellán

Los distintos actores del
empresariado dominicano se han
visto afectados por los altibajos
políticos de las relaciones entre
los dos países que discurren en
dos perspectivas: El comercio
natural fronterizo y la contratación
de mano de obra para nuestros
sectores productivos.

A pesar de su crisis Haití sigue
siendo nuestro segundo socio
comercial y un mercado natural
que puede desarrollarse en
función de la estabilidad. Los
números indican que en los
períodos de mayor estabilidad
política en Haití se han traducido
en un crecimiento del intercambio
económico y de la prosperidad a
ambos lados de la frontera.

El pacto, firmado hace ya casi un
año, ha quedado en la letra y es el
momento para que con un amplio
respaldo del sector empresarial se
den los pasos para definir esa
política pública en un ambiente
que garantice la seguridad
nacional y promueva el
intercambio en el marco de la
legalidad.

Asumir el Pacto Nacional para la
Formulación de Políticas de
Estado Frente a la crisis de Haití
como un marco legal, amparado
en la ley de migración, e iniciar el
camino de la definición de esas
políticas.

El camino a la normalización de las
relaciones sustentado en la
aplicación de la Ley Nacional de
Migración y el Pacto Nacional
para la Formulación de Políticas
de Estado Frente a la situación
de Haití es un imperativo para los
sectores productivos de nuestro
país atados a su mercado natural
tanto de consumo como de mano
obra.

Desde enero de este año hemos
hablado con los distintos actores
que participan en el complejo
mundo de las relaciones
binacionales: Empresarios
industriales, agro empresarios y
productores avícolas,
transportistas y habitantes de la
franja fronteriza, en interés de
plasmar razones, opiniones e
intereses.
El resultado es un concierto en el
que prima la necesaria definición
de una política transparente que
supere los avatares del momento
y el oportunismo de grupos que
actúan a ambos lados de la isla y
que no tienen vínculos reales ni
con las comunidades ni con los
actores productivos.

Relaciones Exteriores: Fortalecer
la gestión internacional para
apoyar iniciativas en Haití.
Promover la formalización de los
trabajadores haitianos y difundir
historias de éxito en la gestión
diplomática.

Aunque el sector empresarial no
fue convocado a la firma del Pacto
Nacional para la Formulación de
Políticas de Estado Frente a la
Situación de Haití, suscribe
totalmente el marco legal del
mismo y entiende que es la
sombrilla ideal para la definición
de dichas políticas.
El país necesita esas definiciones y
el sector empresarial debe y
quiere actuar en el marco de la
legalidad y en la perspectiva del
crecimiento económico y las
relaciones comerciales estables.

Coadyuvar en el proceso de
estabilización y posible despunte
de Haití es una responsabilidad
con nuestro propio país.
Cerrar los ojos y pensar que el
cierre fronterizo puede ser la
respuesta a una crisis ya definida
por el PMA como la principal crisis
alimentaria de occidente no es la
opción más conveniente como no
ha sido hasta ahora.


Políticas Migratorias: Desarrollar y
comunicar protocolos claros para
la contratación de mano de obra
extranjera y aplicar la Ley Nacional
de Migración. Implementar
sistemas de biometría para
garantizar el ingreso seguro de los
trabajadores.

Políticas Fronterizas: Reactivar la
Comisión Mixta Binacional para
mejorar la comunicación
multisectorial y estudiar las
necesidades económicas y
políticas en la región fronteriza.
Promover buenas prácticas
comerciales y mejorar las
condiciones de vida en las zonas
fronterizas. Implementar el uso del
carnet de habitante fronterizo,
según establece la ley 285-04, en
su artículo 36-6.

Política Económica: Comunicar la
importancia del comercio
binacional a nivel nacional e
internacional y autorizar la
operación diaria de los mercados
fronterizos formalizándolos.
Aprovechar las iniciativas
internacionales para Haití e
impulsar el liderazgo en los
sectores empresariales y
gubernamentales.

Haití es un socio comercial
estratégico para la República
Dominicana, pero su potencial es
subestimado debido a prejuicios y
estereotipos. Aprovechar las
oportunidades comerciales con
Haití, especialmente a través de
acuerdos internacionales y la
contratación de mano de obra
regulada, podría fortalecer
significativamente la economía
dominicana.

La República Dominicana, con su
infraestructura y liderazgo, tiene la
capacidad de convertir las
necesidades de Haití en una
fuente de desarrollo económico
que beneficie a ambas naciones.
La integración de actores y
estrategias bajo marcos como la
Estrategia de Desarrollo 2030 y el
Pacto Nacional de Políticas Frente
a la Situación de Haití es crucial
para asegurar un desarrollo
sostenible y articulado.