Por José Ricardo Taveras

El silencio y el misterio que aún perdura en el congreso, el gobierno y la opinión pública nacional sobre los resultados de la reforma constitucional es grave, indica la profundidad de la crisis que nos afecta y la irresponsabilidad con que asumimos nuestro compromiso con el destino del país.

Ahí pasaron cosas graves, la más grave de ellas fue aprobar una excepción para que esa reforma no sea sometida al escrutinio del referéndum. Grave porque en primer lugar es un reconocimiento de la propia Asamblea Nacional de que las decisiones que tomó deben ser sometidas a ratificación del soberano, y en segundo lugar porque a pesar de todos los poderes que posee, la Asamblea Nacional no está facultada para tomar esa decisión sin que sea un referéndum el que la apruebe, porque cuando el poder soberano ha reservado para sí ciertas decisiones, la Asamblea carece de facultad para arrebatársela sin que intervenga una consulta popular que así lo decida.

Para desgracia del país, los dominicanos que así lo quisieron pusieron todos los huevos en la misma canasta del @PRM_Oficial y ahora no existe modo alguno de que nuestra sociedad goce del beneficio de contar con contrapesos en los órganos deliberantes del Estado, antes teníamos el refugio del @TribunalConstRD , pero con la reciente decisión de declarar conforme con la Constitución el acuerdo con los países bajos lo hemos perdido, a pesar del talento y gran competencia que allí abunda, se desnudó como un órgano sumiso al poder.

No sé qué decir de la oposición y de la opinión pública, tal vez guardan silencio cómplice o también han sido víctimas de la estrategia que ha venido generando una humareda circense, puesta en movimiento como parte de un teatro que procuraba precisamente eso, distraernos de las cosas realmente importantes.